Déborah Rodríguez conversó en exclusiva con ESPN.com.uy y repasó lo hecho en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde llegó a las semifinales en 800 metros libres. La atleta uruguaya también valoró el proceso de introspección que inició tras Río de Janeiro 2016 y recordó cuando le diagnosticaron depresión.
Del momento en que no era auténtica y no disfrutaba corriendo, al presente lleno de felicidad y aceptando los errores e imperfecciones, aquí las mejores frases de la charla con la primera uruguaya en competir en tres Juegos Olímpicos, y que espera volver a correr en París 2024.
SU BALANCE DE TOKIO 2020
"Nosotros veníamos de Estados Unidos con una buena preparación, pudimos llegar cinco días antes de correr y me sentí muy bien, la parte que más me preocupaba era el cambio de horario, porque había una diferencia de 16 horas, pero logramos acostumbrarnos bien. Me sentí súper bien, contenta y disfruté de esa competencia como nunca la había disfrutado en un Juego Olímpico”.
“Cuando uno va a competir, uno se sumerge en un gran nivel de concentración, es muy difícil de explicar, como que entrás en un transe y recién al cruzar la meta te podés liberar de eso”, contó quien tuvo su primera carrera en Tokio 2020 el pasado 29 de julio, logrando quedar segunda en su serie clasificatoria y así avanzar a las semifinales que corrió el sábado 31 terminando en la séptima posición en su heat.
“Estoy feliz por lo que fue esta temporada, me quedé muy contenta con el resultado en Tokio. Fue un año que se vivió con mucha alegría después del 2020 de la pandemia, de tener un poco de incertidumbre respecto a lo que iba a pasar, de si se hacían o no los Juegos Olímpicos”.
“La previa de los Juegos fue bastante estresante por el miedo en cuanto al tema de COVID, las vacunas, la posibilidad de no competir si damos positivo de COVID, y todo eso afecta muchísimo a nivel emocional, y obviamente estresa pero no dejó de ser un año muy gratificante. Primero obtuvimos la medalla de oro en el Sudamericano de mayores lo que nos permite clasificar de forma directa al Mundial del 2022 en Oregón. Y en Tokio tuvimos un buen resultado y eso me dejó feliz”.
EL PROCESO FUNDAMENTAL DE RÍO 2016 A TOKIO
“Yo venía de unos años emocionalmente difíciles. Después de Río 2016 hice un cambio radical en todo sentido, en cuanto a lo que podía hacer para seguir creciendo y poder seguir mejorando. Fue un proceso largo y tedioso, pero también maravilloso. Me dí cuenta que tenía que comenzar a disfrutar un poco más de lo que hago. Antes ganaba una medalla y era como que gané, y ya me preguntaba qué es lo que viene, qué más hay que hacer, ya no estaba disfrutando para nada de correr, y sin embargo me iba bien, con resultados buenos y físicamente estando bien, pero emocionalmente no”.
“Los Juegos de Tokio me mostraron que no sólo yo pasé por esa situación, sino que otros deportistas también pasan por eso y no me sentí tan sola.Yo también pasé por un momento muy angustiante y no se lo deseo a nadie porque dentro de lo que es el deporte se vive mucho eso, sobre todo el tema de las presiones, el manejar las ansiedades, etcétera”.
“Necesitaba sentirme bien conmigo misma; no era feliz, no estaba siendo auténtica, podía ir a una entrevista y decir que estaba feliz por haber ganado una medalla, pero por dentro me sentía horrible. Me pregunté si quería seguir corriendo o por qué estaba corriendo. Empecé terapia, la pasé muy mal, al punto de que diagnosticaron depresión y me dijeron que había dos opciones: o le metía o tomaba pastillas antidepresivas, yo dije que no quería tomar pastillas y que sería consecuente y saldría adelante, y para mí esa transformación fue lo más importante de ese recorrido”.
SU MAYOR DESCUBRIMIENTO
“¿En qué me enfoqué para salir adelante? En mi persona. Porque a veces yo lo que hacía era separar a la Déborah atleta de la Débora persona como si fuesen dos cuestiones diferentes, entonces era muy loco porque iba al psicólogo o hablaba con mi terapeuta deportivo y hablaba de Déborah la corredora y de Déborah la persona”.
“Hice una introspección y me cuestioné cómo podía ser feliz corriendo o disfrutar de correr si no era feliz conmigo misma. ‘¿Cómo puedo disfrutar de esto si no me siento feliz?’ Me pregunté cómo podía hacer para sentirme feliz y me di cuenta que me había transformado como en una muñeca, como que a veces todo lo que deseaba era ‘muy de libro’, era como un robot, como que iba a una entrevista y me reía porque me tenía que reír, pero no porque lo sentía”.
“Esa búsqueda de quién soy fue lo que me permitió descubrir un montón de otras cosas y entre esas cosas preguntarme porqué hago lo que hago. Recordé cuando yo corría teniendo cinco años en el Parque Balle sintiéndome libre, y dije esa soy yo. Creo que los resultados derivan de que estoy disfrutando correr, de que ahora no le tengo miedo al resultado. Antes buscaba tal resultado porque la gente tenía tales expectativas y porque mi entrenador tiene estas otras, y me había vuelto también un robot porque a veces cuando uno quiere cumplir las expectativas de los demás se pierde en sí mismo. Y me pregunté por qué tengo que ser perfecta o cumplir las expectativas de los demás. Al final de todo no tengo porqué ser perfecta y ese fue mi mayor descubrimiento”.
“LA GENTE SABE LO QUE HAGO, PERO NO QUIÉN SOY”
“A mí me han dicho que ‘las atletas no pueden decir eso, no se pueden divertir, o tener un momento de ocio’. O me decían: ‘Vos como referente no podés equivocarte’. ¿Por qué no? Yo soy una persona común y corriente como cualquiera, la gente conoce mi trabajo pero no me conoce a mí, y yo como persona soy imperfecta, cometiendo aciertos y errores. Eso lo entendí en los Juegos y hoy puedo naturalizar errores y aciertos con la misma energía”.
Las críticas en las redes sociales: “La gente sabe lo que yo hago, pero no quién soy. Ojo que también yo me he dado cuenta de algunas cosas que he hecho, y seguramente me siga equivocando. A veces uno juzga sin conocer ni entender el trasfondo que cada persona puede estar pasando”.
“TODO EN LA VILLA OLÍMPICA ERA SIMONE BILES”
“Simone Biles se mostró endeble, al igual que un montón de personas más. Lo de Simone es tremendo, encontrándose en una situación donde entrabas a la Villa Olímpica y era todo ella, eran las bolsas del mercado con su rostro, en la tele también, todo el mundo expectante a lo que iba a ser en los Juegos. Creo que está re bueno mostrar eso, porque no sólo pasa en el atletismo, hay un montón de deportistas que no pudieron con la presión, con esa cuestión emocional. También hay que entender cómo lo que yo puedo decir puede afectar a la vida del otro”.
EL FUTURO
“El año que viene tenemos el Mundial de Oregón, yo me quedé con la idea de que estuve en la semifinal olímpica y ahora quiero estar en la final. Gracias a esa semi pude acceder a competencias de Europa en las que tal vez antes no podía competir. Me siento halagada y agradecida. Durante cuatro, cinco o seis meses del 2022 estaré compitiendo en Europa. A París 2024 estaría llegando con 31 años, uno sigue siendo joven a esa edad”.